¿Por qué correr?
Recuerdo perfectamente cuándo decidí ponerme a correr, hace más de treinta años. En agosto habíamos hecho un intento de ascender el Balaitús, una majestuosa cima pirenaica de 3000 y pico metros. La ruta era por la vía normal, vertiente francesa, y no pude. Me quedé clavada en el Col Noir (collado negro) agotada y al mismo tiempo, horrorizada de estar agotada. ¡No puede ser que no pueda subir al Balaitús!...