Las mentiras más bonitas
Ayer me emocionó la noticia de la cuidadora que hace creer al anciano con Alzheimer que los aplausos de las ocho de la tarde son para él, por su concierto de armónica. Gracias a esa bella mentira, el anciano no para de ensayar todo el día. Mantiene una ilusión y practica una habilidad que la enfermedad degenerativa todavía no ha arrasado. La historia me hizo recordar que nunca en la...