¡Y algunas multiplican! Como las de José Antonio Marina, Antonio Rodríguez de las Heras y Joan Manuel del Pozo, en el X Encuentro de la Red Estatal de Ciudades Educadoras, que tuvo lugar la semana pasada en Alcalá de Guadaíra.
José Antonio Marina presentó la mirada de las Ciudades con Talento, convencido de que los problemas educativos tienen solución rápida y muchos de ellos sólo se solucionan en los municipios.
Puesto que la inteligencia, aunque sea una facultad individual, siempre se desarrolla en entornos sociales, se necesitan ciudades inteligentes, que son las que procuran el bienestar de las personas, su vinculación social y el aumento de sus posibilidades.
La inteligencia compartida produce fenómenos emergentes: personas «no extraordinarias» hacen cosas extraordinarias. Y para que esto ocurra, es necesario proponer objetivos claros, definidos, con fecha límite, concretos… Todo el mundo desea saber que está haciendo algo importante.
Por su parte Antonio Rodríguez de las Heras nos aportó una mirada sobre la sociedad digital, la educación y la ciudad, definiendo esta sociedad digital como reticular y como dual.
En las redes fructifica lo pequeño y lo abierto, mientras que en otros sistemas no reticulares fructifica lo cerrado y lo grande. En la red digital están emergiendo fórmulas de diversidad, porque es el reino de lo pequeño y lo abierto. Pero el mundo de lo digital es un pulso entre la diversidad y las nuevas formas de autoritarismo.
Además de digital, nuestra sociedad es dual: es una sociedad virtual, en la que tocamos otro espacio. En el siglo XXI nos encontramos con el mismo mito que en siglos anteriores: el miedo al reflejo especular. Las ciudades tienen la labor de crear un espejo lo suficientemente generoso como para que se reflejen todos los ciudadanos.
La mirada de Joan Manuel del Pozo nos hizo ver que sucumbir al pesimismo nos lleva al fatalismo, una forma sutil de autoritarismo. Nuestra crisis de confianza se multiplica por la inestabilidad de la cultura ética, el estilo profundamente individualista de nuestra época.
Joan Manuel nos aportó algunas perspectivas de futuro como ciudadanos demócratas, responsables o sensibles:
Hay que recuperar el sentido de la austeridad, como aprovechamiento de los recursos que ya existen para ponerlos al servicio de nuevos objetivos.
- Hay que agitar la vida ciudadana: muchos ciudadanos se sorprenden de ver que realmente pueden verter sobre la ciudad su efecto educador, hay que hacer aflorar también los micropoderes, la capacidad de los ciudadanos de decir ¡basta!.
- Hay que crear y difundir discurso político, de revalorización de las democracias y de lo público.
- Hay que promover la calidad de la comunicación, no la cantidad ni la velocidad. Si exageráramos la tendencia a la fragmentación y desorden de la información, nos alejaríamos del buen conocimiento.
- Hay que encontrar soluciones para la sostenibilidad ambiental y para la transición entre educación y trabajo.
- Y hay que redescubrir el valor de la responsabilidad, un valor que da sentido a la libertad y una manera de frenar los factores deseducadores de la cultura líquida en la que estamos inmersos.