La paciencia del roble
Esta semana pasada en Galicia tuve la certeza de hasta qué punto la impaciencia me invade sin previo aviso. El teléfono móvil no se cargaba, sin él me encontraba más perdida de lo razonable, y tuve que buscar una tienda que me resolviera el problema. Maldita tecnología de la inmediatez... Bueno, pues cuando la encontré había cola. Y nadie parecía tener ninguna prisa, sólo yo. Clientes y dependientes charlaban amistosamente, comentando...