Me ha parecido muy, muy interesante el último estudio de la FAD Jóvenes y Valores II. Los discursos.
Muestra cómo la crisis ha cambiado la visión de los jóvenes acerca de su realidad y su futuro. Y también muestra como nadan en contradicciones, concretamente frente a valores como la tolerancia, la solidaridad o el compromiso.
Sin embargo, lo que expresan los jóvenes en este estudio no deja de ser también lo que viven los adultos:
¿La crisis nos ha hecho más tolerantes o más recelosos frente a las diferencias? ¿El miedo a ser expulsados del sistema nos está volviendo más conservadores o, por el contrario, nos hemos curtido y somos más abiertos y flexibles?
¿La crisis nos ha vuelto más egoístas o más solidarios? ¿Nos agarramos celosamente a lo poco que nos queda, o por el contrario está aflorando como nunca nuestra capacidad de compartir y empatizar con el que está peor que nosotros?
¿La crisis nos ha vuelto más pasivos, por desconfianza hacia el entorno hostil o, por el contrario, nos ha estimulado el compromiso y la movilización ciudadana?
Me temo que ambas tensiones son verdaderas al mismo tiempo y que coexisten no sólo en las comunidades, sino también en el interior de las personas.
Pero si tenemos que nadar entre ambivalencias y contradicciones, por lo menos que de vez en cuando podamos apoyarnos en el flotador de la reflexión. Y respirar. Para continuar nadando.