Básicamente es una estupidez y un desatino, pero lo más desmoralizador del maillot de las ciclistas colombianas es que lo haya diseñado una mujer.
Es lo que tiene la naturaleza humana, que uno puede ser al mismo tiempo un montón de cosas diferentes y aparentemente contradictorias.
Puedes ser una mujer deportista -que significa al fin y al cabo esforzada, constante, superadora de obstáculos, etcétera- y al mismo tiempo frívola e inconsciente.
De la misma manera, como magistralment mostraba la película La sal de la tierra, se puede ser obrero explotado por el patrón opresor y, al mismo tiempo, tirano explotador de la mujer. (Nota al margen: esta película debiera ser obligatoria en secundaria).
No tenemos excusas ni coartadas. No podemos bajar la guardia, aunque hayamos sido históricamente el género objeto de discriminación.
La principal victoria del machismo se forja en la negligencia tontorrona de las que quieren complacer a todo el mundo.
Uf, ¡cuánto trabajo pendiente!