¿Deben las Fundaciones Empresariales dedicarse a la educación? ¿Pueden asumir un papel relevante?
Este fue el tema del desayuno organizado por Fundación Telefónica el martes pasado, en el prólogo del Encuentro Internacional de Educación 2012-2013que tuvo lugar en Madrid.
Dos ponentes con posicionamientos antagónicos: Jordi Adell y José María de Moya nos aportaron sus reflexiones.
Sinceramente, yo no podría dar una respuesta desenfadada del tipo: por supuesto que sí sólo faltaría, todo el mundo es libre, bla, bla.
Creo firmemente en la sociedad relacional y en la importancia de la colaboración y la co-creación. Pero también creo en que, en ese marco, el Estado tiene la obligación de garantizar la equidad por encima de los intereses particulares.
Una democracia fuerte no requiere un Estado débil. Y un Estado fuerte no tiene por qué ser despótico.
Por ese motivo me convenció más la argumentación de Jordi Adell, que animó a las empresas a no aspirar a sustituir la acción del Estado, y colaborar en aspectos concretos como la formación de los maestros, la investigación la innovación o la difusión.
Por otro lado, me parece que hay que tener en cuenta la reflexión desde la experiencia latinoamericana acerca de la privatización de la educación.
Este texto de Alberto Croce nos aporta algunas pistas para no caer en la ingenuidad.
Y, como resumen de lo que ha sido este encuentro, nada mejor que pasearse por el blog de Fernando Trujillo, que estuvo haciendo una crónica excepcional.