Entre las muchas cosas -¡afortunadamente muchas!- que me cargan las pilas y me suben la moral cuento la cercanía con personas energéticas, positivas e ilusionadas…¡es que se contagia!.
Lo he vivido estos días en Cáceres. Repasando la agenda, casi no me lo puedo creer. Sigo viva y no estoy agotada ni mucho menos, sino llena de la energía transferida.
En gran parte, las responsables del milagro son María García Barrantes y Marisa Lozano, dos todo-terreno inasequibles al desaliento y comprometidas hasta las cejas.
Por un lado estuve coordinando un curso con el CPR de Cáceres, en el que pudimos comprobar todos hasta qué punto es frecuente desarrollar proyectos de aprendizaje-servicio sin saberlo.
Por otro lado, estuve compartiendo una hora larga con ochenta adolescentes de segundo y tercero de ESO, del Colegio María Auxiliadora: vídeos, historias, preguntas, respuestas y unas cuantas risas.
Justo a continuación, fui a conocer niños y niñas de 2º de Primaria del mismo colegio que habían estado compartiendo juegos y cuentos con ancianos.
Era sorprendente la idea clara que tenían los niños y niñas acerca de lo que habían hecho. ¿Por qué fuisteis a jugar y contar cosas a los abuelos? –les pregunté.
¡Para hacerles felices! ¡Para que tuvieran memoria! ¡Para darles amor! Fueron las respuestas espontáneas, sin un atisbo de dudas.
El jueves por la mañana María y Marisa habían organizado un encuentro del Grupo ApS de Extremadura y por la tarde una jornada sobre aprendizaje-servicio abierta a la comunidad.
Ahí si que se me fue la mano un poco. Como que tuvimos el privilegio de contar entre los asistentes con Domingo Mayor -¡otro todo-terreno!- no tuve reparos en explotarle para que nos regalara una mini sesión de masaje.
Y ya puestos, viendo que el público era mayoritariamente joven, propuse bailar un rato para redondear, al ritmo de «happy», la música de fondo que escogieron los alumnos de la Escola Solc Nou para su proyecto ApS de Donación de Sangre.
¿Qué tiene que ver el masaje y el baile con el aprendizaje-servicio? ¡Nada! Pero menear un poco el cuerpo y sacudirse de encima el agarrotamiento… ¡nos fue la mar de bien para comenzar con buen ánimo la sesión!
Para cargar las pilas, mentales y físicas hay que moverse. ¡Quedarse quieta es malísimo para la salud!